
Muchos pueden catalogar este pensamiento de supersticioso o propio de mentes débiles. Pero sigan leyendo y vean lo que le ocurrió a un desprevenido e inocente jugador Hispanense.
MI EXPERIENCIA
Nadie imaginaba lo que podría pasar…
Nadie sospechaba lo que podría desencadenar…
Cuando en la distribución de las casacas de Hispano en la previa del partido contra el desconocido “Patagones”, elegí hacerle un minúsculo homenaje a mi amigo Santiago “Zoquete” Bravo, desgarrado y alejado de las canchas, usando su camiseta, nadie me advirtió…
“Che… yo uso la de Bravo” dije a viva voz, para que nadie me despojara de la n° 14 de Hispano… esa que dice “ZOQUE” arriba del numero… “Al fin la pobrecita va a saber lo que es jugar más de 1 minuto y 52 segundos…” se escuchó, entre risas, mientras me la ponía…
Claro, ahora van a decir que esto que les voy a contar lo inventé… para darle más color a la historia o para sumarle hechos en contra de su inocencia, pero no, no es así… les juro que cuando terminé de acomodarme la camiseta, me corrió una especie de electricidad por la espalda y tuve la sensación de que la conexión entre piernas y cerebro se hacía difusa, se lentificaban las sinapsis encargadas de hacer llegar la información desde la corteza cerebral parietal, vía medula espinal, a los receptores encargados de activar las fibras musculares de los miembros inferiores… “ufff… que mal dormí anoche… ya me duele todo”, pensé, quitándole importancia a semejante augurio…
Una vez iniciado el partido, esa previa sensación no solo se acrecentaba a cada segundo de juego, sino que también mis compañeros me la hicieron notar, “Dale, Santo, dame un pase como la genteeee”, “Santo, dale, dale, corrélo, daleee, dale que llegaaassss… uy, hdp, que lento que estás” y demás expresiones daban cuenta de que más de uno sabía que las cosas no andaban bien… No había caso, LA PELOTA EN MOVIMIENTO Y YO NO PODÍAMOS CONGENIAR, NO PODÍAMOS LLEVARNOS BIEN…
Y, también, yo no pretendo que después de un par de meses sin jugar y estando toda la semana sentado, leyendo, fumando y tomando café, al segundo partido que juego tener la condición física de cuando tenía 15 años o la habilidad que nunca tuve, pero de ahí a que la pelota me pase por debajo del botín tampoco es algo por lo que me caracterice…
“Fer (Marenzi), a los 20, sacáme, así jugás vos y yo descanso hasta después del entretiempo” era el pacto que tenía, de antemano, con nuestro homofóbico mediocampista izquierdo…
Aquellos que aun no estén convencidos de que esa n° 14 esta engualichada, ahí les va otra muestra: Minuto 8 y monedas de juego, voy a marcar al más habilidoso (y sucio) de los delanteros rivales, con tanta mala fortuna que, desde su metro cuarenta y siete centímetros de estatura, me acierta un codazo en la sien derecha… dolor y mareo son solo formas leves para describir lo que sentía en ese momento (si, si… obvio que cuando volví a entrar le tuve que devolver la gentileza a ese pícaro chiquitin!)… Resultado: Marenzi adentro, yo afuera antes de los 10 minutos de juego (Casualidad?? Causalidad?? Cuanto había durado Bravo en su último encuentro?? Era mucha coincidencia que no solo llevara esa casaca sino también que estuviese usando sus botines?? Está todo su vestidor envuelto en algún tipo de magia negra??)
Y henos aquí, sobre el final del encuentro, donde se despejan tooooooodas las dudas…
Empatado el encuentro en 6 goles, había que ir a la “lotería” de los penales para definir cuál de los dos equipos iba a seguir en la Copa de Verano de Vixen…
Era, yo, el encargado de patear el 2° penal de Hispano y la situación perfecta para marcar la diferencia (Pepino había anotado nuestro 1° penal y el “petiso, codos de acero” había marrado el suyo, por lo tanto, estábamos 1 a 0 con igual cantidad de ejecuciones)
Después del flojísimo partido que había jugado, lo único que me faltaba, para terminar una tarde nefasta, era no convertir mi disparo desde los 12 pasos… y debo admitir que por mi mente se cruzó alguna que otra imagen de la pelota volando por encima del travesaño y las caras largas de mis compañeros al verme putear por no haberlo metido pero NO… eso NO ES LO QUE PASÓ…
Nadie puede negar la sensibilidad y precisión que tiene Bravo en su pie derecho ni tampoco negar que ya no corre, que está gordo, que se desgarra, pero ese pie derecho, más que un botín, usa un guante…
Llegué a la pelota, la acomodé y volví a sentir ese aire frío en la espalda (en la ESPALDA, eh? A ver si algún gil dice que Bravo es pecho frio!!), como que la camiseta de nuevo tomaba el control de mis acciones motoras…
Tomé 3 pasos de carrera…
Miré al arquero rival y al rincón donde quería que él pensase que iba a patear…
Apenitas le pegué una relojeada al lugar donde yo quería que fuese una pelota, a ver si por mirar de más el golero rival se avivaba…
Empecé a desandar esa corta carrera que me separaba de la pelota…
La camiseta y los botines de Bravo cada vez tenían más poder sobre mis músculos…
Pateé y la pelota se dirigió hacia la izquierda del arquero, mientras tomaba más y más altura…
Cuando el balón por fin tocó la red… no solo yo sabía que había pasado… mi salida del campo por un golpe antes de los 10 minutos, mi flojo desempeño y ese penal…
NADIE DUDÓ QUE FUE LA MAGIA DE SANTIAGO “ZOQUETE” BRAVO, LA MAGIA DE SUS BOTINES, LA MAGIA DE SU CAMISETA Y LA EXQUISITEZ DE SU PEGADA… TODO ESO, LOS RESPONSABLES DE QUE EL PENAL FUESE GOL Y QUE ESE GOL HAYA SIDO CON LA PELOTA ENTRANDO LO MÁS CERCA POSIBLE DEL ANGULO RECTO QUE FORMAN EL PALO Y EL TRAVESAÑO…
Gracias, Zoquete, por dejarme sentir lo que se siente al pegarle tan bien a las pelotas paradas….
Santo Galano
*Compañero de equipo y amigo de la vida de Zoquete Bravo
2 comentarios:
Gente de Hispano F.C. me ofrezco para extraerle el demonio que poseyo esta camiseta.
Desde la foto se nota que dicha prenda esta maldita.
Con oracines y agua bendita podra "limpiarla".
ALELUYAAAAAA
EL PASTOR GIMENEZ
Nada de maldita señor gimenez la camiseta tiene magia !!!!
GRacias san por contar tu historia no es facil ser yo!!jajaj
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