lunes, 23 de marzo de 2009

DEBUTAR Y NO PAGAR

Llegar a jugar en la “A” es la ilusión de todo jugador. Poder mostrarse, codearse entre los mejores y descubrir que uno esta a la altura de las circunstancias es un desafío muy grande y que se espera con muchas ansias. Más cuando en el equipo que se debuta es uno de los “poderosos” del torneo. Con historia, con títulos y por sobre todas las cosas respetado en la categoria. Te tenes que cargar una mochila y bancarte el peso que esta tenga.
Generalmente los compañeros de este jugador se ponen contentos por el logro, generalmente pero no siempre…
El arquero titular de Tempo estaba en duda. En el partido anterior tuvo varias intervenciones que lesionaron uno de sus dedos y no se sabía si podía jugar.
Un llamado telefónico me sobresalto. Era el capitán de Tempo, Federico Lucarelli, que me invitaba a reemplazar al Paraguayo en el partido contra Matadores. Por supuesto que acepte la responsabilidad.
Llego el día del partido pero el orgullo de Juan “El Paraguayo” era más fuerte que su dolor y decidió jugar. Yo me quede en el banco esperando mi oportunidad pero deseando que su dedo no lo traicione.
Temporaria iba ganado fácilmente por 3-0 y parecía que mi debut se frustraba hasta que promediando el segundo tiempo el Paragua me hizo señas para entrar. Nunca voy a saber si lo hizo porque su dedo le pedía respiro o porque quería que me probara el buzo de la “A”.
Cuando nos cruzamos en la línea de cal solo me dijo: “Dibuje maestro”. Tratar de mantener el 0 en el arco era mi objetivo, pero verdaderamente gracias a la férrea defensa de Tempo tuve poco trabajo. Las pelotas pasaban cerca pero sin demasiado peligro.
Igualmente había que estar atento. Los Matadores buscaban el descuento y con un disparo desde fuera del área me exigieron. Gracias a una volada contra el palo derecho pude tocar el balón haciendo que pegue en el travesaño y evitando el gol que seguramente cambiaria el partido. Como a una quinceañera que la desfloran, me debut estaba consumado. Ya estaba entre los jugadores "grandes".
Cuando termino el partido la gente de Tempo vino a felicitarme y el propio Paraguayo elogio mi actuación. La parte amarga iba a venir de parte de mis compañeros que dudaron de mi intervención y se mofaron maliciosamente. Ahí me di cuenta que había subido el escalón, que ya no estaba su altura y que me tendría que acostumbrar a la envidia maligna. Pero bueno esta es la vida del jugador de primera y hay que saber llevar ese peso.
Quiero agradecer a la gente de Tempo por confiar en mí y desde ya estoy para cuando necesiten un portero de primera.
Al veedor quiero aclararle que mi apellido no es: “Caradona” es Pérez Sarlanga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Boludo no me habia dado cuenta que parecido que estoy a Franco Costanzo! Cuanta FACHA!!!!